miércoles, 18 de febrero de 2009

Sexo, drogas y rock n' roll


Nosotros con el museo "Nemo" de fondo (no es un barco)

Para empezar voy a dar algunos datos de la ciudad para situar al lector. 1.000.000 de habitantes, 500.000 bicicletas, 125 nacionalidades, 160 canales, 250 tranvías, 220.000 arboles, 42 museos, 210 obras de Vincent Van Gogh. Todos estos números acompañados de coffee-shops (lugares donde se venden y consumen libremente drogas blandas) y prostitución legal con las chicas en vidrieras y eutanasia permitida. Amsterdam es la capital de Holanda, Nederland (países bajos), llamados así porque gran parte del país se encuentra bajo el nivel del mar. Para evitar que se inunde tiene unos diques y se bombea el agua diariamente, en un principio con los famosos molinos y hoy en día con algo un poco mas moderno supongo. Otra cosa muy particular de Amsterdam es que hay muy pocos autos, por lo que es muy silenciosa, ya que los tranvías al ser eléctricos no hacen mucho ruido. El idioma que se habla es el holandés o neerlandés, que es una mezcla rara de (para mi) ingles, alemán, francés y alguno mas, en resumen no se entiende un carajo. Pero la gente es muy amable y la gran mayoría habla ingles, por lo que comunicarse no es para nada complicado.

Bueno, ahora les voy a contar nuestra experiencia en Amsterdam. La mayoría de los turistas vienen a la ciudad en busca de alguna de sus tres grandes atracciones: los cofee-shops, el barrio rojo o los museos, o las tres juntas. Nosotros particularmente no hicimos ninguna de esas cosas, aunque las vimos todas no consumimos de ninguna. Los museos mas importantes son el de Van Gogh, la casa de Rembrandt y la casa de Ana Frank pero dada nuestra poca afición a los cuadros y a los refugios anti-nazis pasamos por afuera y nada mas. Al barrio rojo, que se llama así por las lucecitas rojas que hay en los umbrales desde hace mucho tiempo ya, intentamos ir varias veces pero el frío nos lo impedía. Durante nuestra estadía hizo un promedio de cinco grados bajo cero por lo que después de tres o cuatro horas de andar caminando por ahí nos volvíamos al hotel a tomar unos mates y tratar de descongelarnos los dedos, y no llegábamos al atardecer para ir a ver “vidrieras”. Pero como no somos ningunos tontos un día salimos mas tarde y pudimos llegar a la noche, aunque nos cagamos de frío un poco. El lugar es como se ve en la tele, las prostitutas están el las vidrieras esas y la gente pasa, mira elige y entra, o no. Es realmente muy pintoresco pero no pudimos sacar fotos ya que no se puede y por si aparecía un grandote a romperme la cámara, respete la restricción. Al lado del barrio rojo es la zona donde mas cantidad de coffe-shops hay, y si te vendan los ojos los encontrás también porque el olor los delata. Nuestra idea era entrar a alguno a ver como era, no somos consumidores de los productos que se venden pero íbamos a entrar a tomar algo, hasta que nos enteramos que no venden bebidas alcohólicas y desistimos de entrar. Lo que si hicimos que hacen muchos turistas es alquilarnos una bici, de esas viejas con freno contra-pedal, y nos fuimos a recorrer un poco la ciudad. La verdad que fue de lo mejor que hicimos en el viaje, muy divertido mientras nos lo permitió el clima, hasta  pasamos por arriba del hielo en un canal congelado!!! También dimos un paseo en barco por los canales, con las típicas casas que ven en las fotos. Las casas tienen la particularidad de tener cinco o seis metros de ancho y tres o cuatro pisos, son todas muy parecidas y por si no lo notaron hay muchas que están inclinadas. Esto es porque como subían las cosas con sogas hasta los pisos mas altos, los objetos iban chocando contra la pared y rompían las fachadas y al inclinarlas un poco solucionaban ese problema, cosa ‘e Mandinga!


Nuestra experiencia en bici


Bueno, para terminar vale aclarar que la época en la que visitamos Amsterdam no es para nada recomendable, hace mucho frío, pero igualmente nos encantó y valió totalmente la pena.



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